La tarde
acusa un sentimiento, de esos que arremeten como el viento árido. Me conseguí
infinidad de libros para no recordarte y sin embargo creo que no podré lograr
mi objetivo.
Mis
problemas tienen nombres y lugares, fechas, tal vez un año, un instante, quien
sabe cuál. Discuto estas aseveraciones del tiempo y ofrezco mi voluntad al
universo, porque he de creer que nada es tan estructurado como se piensa.
Luego de
dubitativas reflexiones he tomado una decisión y es cuando me doy cuenta de tu
influencia en mi. Y en algunas tardes cuando solo me encuentro puedo valorar
mis argumentaciones de por qué, en cierta forma, no quiero admitir que te
extraño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario