Claude Monet |
En un
momento miré hacia arriba, tenía un panorama único en que el atardecer amagaba
sus últimas luces, unas nubes insignificantes vagaban con el viento, ese mismo
viento que movía los álamos con su sonido que todo lo abarca. Sentir el día
susurrándome su perfección al oído, como dándome a entender que hay que
respirar profundo porque no sabemos si volveremos a vivir ese aire. Y vos de un
lado, durmiendo sobre mi y es tu piel, tal vez el pelo o tu aroma, todo se me
vuelve a repetir otra vez, porque si respiro te siento, si cierro los ojos te
abrazo y así, en un ciclo de sensaciones que no puedo describir, que anhelo
volver a sentir y que no sé como trasladar en letras ni en canciones.
Y varios
días de este mes han sido tuyos, quien sabe si todos. Sé que abrimos un vino y
dialogamos abiertamente sobre cualquier cosa, que la libertad nos ampara de que
podemos decirnos todo, que conocernos es una ruta sin obstáculo alguno, un
camino de ida sin vueltas innecesarias.
Dormirte en
mis brazos, dormirme en vos. La reproducción de tu perfume en mi, entre las hojas
y el sol. Cuando repaso tus pasajes, contenidos y argumentos siento que tu marzo
se trazó en mi.
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