lunes, 28 de noviembre de 2011

Algo más

"Las tres caras del amor"  Raul Cañestro

Luego de un trago y de horas de charla, puedo determinar, mediante un sutil mecanismo de análisis y compromisos a futuro, que somos algo más.
¿Más que el agua de un río? 
¿Más que el tiempo?
Algunos secretos se escapan entre las lineas de una oración, entre esos recovecos de aire, un espasmo de verdad en cada frase del día. Detrás de un "hola" se esconde la letra de una canción cualquiera, interpretada por un virtuoso, creada por un amante. 
¿Más que una ley natural?
¿Más que la muerte que acecha en cada esquina?
Me prometió hablar y desapareció. Prometí no ser estúpido y no cumplí, porque pasa cuando cae el sol: somos lo mejor y no se nos reconoce... o no nos damos cuenta que el mundo es una contradicción en constante movimiento. Desgraciada contradicción, indeseable, violenta, letal, anárquica, que juega con los deseos de aquel que maneja la bondad, juega con aquel enviado del mal. Tal vez no existe ninguna de estas cualidades.
¿Más que una verdad en primavera?
¿Más que un idealismo?
Algunos confunden eyaculación con amor. Otros, muerte con justicia. Los que esperan el error ajeno para triunfar. O los que quieren desvirgar para no ser rechazados o minimizados por su falta de hombría. 
Ante todas las bajezas de la humanidad. 

Luego de un espacio en blanco y con la argumentación que me precede: somos algo más. 


miércoles, 16 de noviembre de 2011

Alma de niño


Me olvidé como escribir. Olvidé los rostros inspiradores, las pasiones hostiles y la bondad de las flores. Olvidé  las comunicaciones y también, de a poco, los amores. Algunas ideas pasajeras, me obligaron a escribir algo que no conozco. Y no es una contradicción de cantante irrelevante, es una declaración sin creatividad de un mediocre, un ser adulto que nunca creció, niño eterno.
Ante tal afirmación no queda otro camino que existir. En el pleno significado de la palabra y en el poder que confiere. No es pequeño. Algunos subestiman la lluvia en primavera.

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Puedo confesar con el insomnio a cuestas que hablo en cantidades alborotadas cuando ante un desconocido me encuentro. Un idealismo que dura hasta la respuesta ajena.