domingo, 14 de agosto de 2011

Algunos laureles y el sol


Puedo declarar en textos a mano alzada algunas debilidades del sistema en que estamos inmersos, pero se que piensa como yo y no preciso llevarlo en hojas para que el mundo lo sepa. Aunque ese mundo jamás debe saber que sabemos algo el uno del otro. Me surge la duda de si alguien podrá sospechar pero si el escudo de la plaza guarda secretos este será uno más.
Nos sentamos a ver a los infantes jugar, hacer actividades recreativas o interactuar entre ellos. No eramos una pareja más. Novios con besos en la frente y gaseosas compartidas; no era nuestra imagen. Estábamos en un lugar que no nos pertenecía y sin embargo nos pertenecemos el uno al otro.
Dialogamos sobre las eventualidades del día, ningún arte de relevancia se desvestía en el horizonte mas que trivialidades y temáticas de diario. Guarda en sus ojos algo que uno suele buscar en los atardeceres; es el mismo reflejo del sol cuando se esconde, el momento en que cruzamos alguna mirada. Recuerdos de una primavera que nunca hemos vivido.
Si el tiempo nos reencuentra tal vez sea la oportunidad precisa para dejar de lado las palabras.

lunes, 8 de agosto de 2011

Gotas en la oscuridad


Desnudan sus palabras las más crudas intenciones: el hambre de su contradicción arrebatada me ataca, me consume y me subestima.
A quien le dedique poesías será mi verdugo el fin de semana que viene. Cuando los minutos los cuente con el reloj en la mano. Momento en el que puedo pensar en lineas rectas y desviarlas en formas poco comunes como un triángulo o un cuadrado de cinco lados.
No es un capricho destacar irregularidades de los sentidos.

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Puedo contar un sueño:
En las impotencias de una noche de narcóticos, un señuelo mal intencionado me indico un camino desdichado. Los tintes de pesadilla se transformaron en color y en su baile encontré los colores de la furia y algunos destellos de tranquilidad. Era una mujer de formas pequeñas, pero a la vez era una mujer alta, esbelta de cabello negro de ojos azules, oscuros por momentos, una eternidad.
Duró para siempre en sus vueltas, en su vestido. Algo me indicó que jamás despertaría.


Pintura: Fernanda Álvarez