Kandinsky |
El sol
suele contradecirme cuando me encuentra despierto y poco entero al finalizar la
noche. Me escondo de él por un momento y vuelvo horas después, cuando de todo
ya se ha ocupado y no queda nada que pensar.
Los días
alteran su orden y no importa, si un lunes pasa por sobre un jueves y el
domingo vuelve a comenzar, son todos iguales e inalterables, se repiten en si
mismos desde siempre y no puedo ni podré cambiar los caprichos del tiempo.
Y aunque no
me esperes en las calles, ni me quieras encontrar en algún paso inadvertido de
tu caminar, ahí estaré, cantando bajo, silbando alguna canción que te guste,
resonando en tus oídos una y otra vez, sin saber dónde ir, perdido en los vestigios
del alcohol y la vida.
Me despedí
por última vez tantas veces que esta vez no sé como hacerlo.