domingo, 27 de enero de 2013

La negación de todo encuentro




Qué es lo que me encuentra, no sé, solo una ilusión o un idealismo como me dijiste vos pero yo no creo en esas cosas, soy un hombre de ideales resquebrajados, impuestos por el sistema y que sigue una corriente que cree no ser la misma que la de tantos. Pero es la misma, siempre es la misma, siempre sos y fuiste la misma. ¿Fuiste? ¿Qué es el ser ante la nada? ¿Qué sos vos ante el todo que me representa?
Las preguntas son respuestas que piden a gritos seguir generando otras preguntas infinitas. Hablé de vos bajo un pinar en que rebotaba el sonido del mar, hablé entre el vino y lo que me quedaba de tabaco por quemar.  Me escucharon algunos buenos hombres, dignos que solo escucharon y sus respuestas las recuerdo. Pero no, no hay respuestas. Las cosas que vuelven llegan para establecer una dicotomía moral que arrasa con todo el presente ficticio que se fue gestando en años. Esos años fueron sutiles encubridores de los males de la vida.

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Tu atractivo desconoce el tiempo y las aventuras de lo infinito. No sabe de amores ni prohibiciones, rencores ni guerras. Guarda en si algo que necesito y me busca aunque niegue su encuentro.

viernes, 18 de enero de 2013

Sueños de pintor oriental



Creo que las relaciones con los demás  deberían plantearse en un nihilismo puro, carente de sensaciones. Encontrar otro ser que no nos genere absolutamente nada. 
Pero planteo esta nada como una hoja en blanco, donde todo dibujo es posible, dependiendo de las habilidades del pintor

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Puede el artista pintarnos en un enigmático ensueño y también aprender que no hay cielo que sea igual al nuestro.
Los años nos encuentran y vuelvo a huir, como lo hice en añejas noches, muriendo en mi, renaciendo en cada sol, cada luz que se presente. Puntos sin más que comas entre palabras y mi surrealismo solo es tuyo, como la eternidad de mis letras, como mis viajes, como lo esencial de mi alma.

Rosario


No hay ciudad que no guarde un secreto, algunas deciden morir sin contarlo pero no es el caso de Rosario, que se encuentra con vida más allá de la costumbre.
Sus años y sus cuantiosas historias pertenecen a todos sus habitantes y fuera de sus límites a todos. ¿Quién no se sintió argentino en el Monumento a la Bandera? Tal alta es la estima rosarina, que uno se siente a gusto, hasta elije un club y una zona donde vivir en el hipotético caso de mudarse a la vera del Rio Paraná; yo soy del Canalla y me gustaría ver la Costanera desde mi ventana.
No descifraré su secreto en esta visita, si volviera creo que sería en vano buscar su verdad. Me quedaré con la intriga y me imaginaré una vez más aquí, fumando en sus platenses calles, buscando recuerdos que no me pertenecen, ahondando en la anarquía de mi soledad. Riendo sin saber por qué.