viernes, 18 de enero de 2013

Rosario


No hay ciudad que no guarde un secreto, algunas deciden morir sin contarlo pero no es el caso de Rosario, que se encuentra con vida más allá de la costumbre.
Sus años y sus cuantiosas historias pertenecen a todos sus habitantes y fuera de sus límites a todos. ¿Quién no se sintió argentino en el Monumento a la Bandera? Tal alta es la estima rosarina, que uno se siente a gusto, hasta elije un club y una zona donde vivir en el hipotético caso de mudarse a la vera del Rio Paraná; yo soy del Canalla y me gustaría ver la Costanera desde mi ventana.
No descifraré su secreto en esta visita, si volviera creo que sería en vano buscar su verdad. Me quedaré con la intriga y me imaginaré una vez más aquí, fumando en sus platenses calles, buscando recuerdos que no me pertenecen, ahondando en la anarquía de mi soledad. Riendo sin saber por qué.

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