domingo, 14 de agosto de 2011

Algunos laureles y el sol


Puedo declarar en textos a mano alzada algunas debilidades del sistema en que estamos inmersos, pero se que piensa como yo y no preciso llevarlo en hojas para que el mundo lo sepa. Aunque ese mundo jamás debe saber que sabemos algo el uno del otro. Me surge la duda de si alguien podrá sospechar pero si el escudo de la plaza guarda secretos este será uno más.
Nos sentamos a ver a los infantes jugar, hacer actividades recreativas o interactuar entre ellos. No eramos una pareja más. Novios con besos en la frente y gaseosas compartidas; no era nuestra imagen. Estábamos en un lugar que no nos pertenecía y sin embargo nos pertenecemos el uno al otro.
Dialogamos sobre las eventualidades del día, ningún arte de relevancia se desvestía en el horizonte mas que trivialidades y temáticas de diario. Guarda en sus ojos algo que uno suele buscar en los atardeceres; es el mismo reflejo del sol cuando se esconde, el momento en que cruzamos alguna mirada. Recuerdos de una primavera que nunca hemos vivido.
Si el tiempo nos reencuentra tal vez sea la oportunidad precisa para dejar de lado las palabras.

No hay comentarios:

Publicar un comentario