miércoles, 16 de noviembre de 2011

Alma de niño


Me olvidé como escribir. Olvidé los rostros inspiradores, las pasiones hostiles y la bondad de las flores. Olvidé  las comunicaciones y también, de a poco, los amores. Algunas ideas pasajeras, me obligaron a escribir algo que no conozco. Y no es una contradicción de cantante irrelevante, es una declaración sin creatividad de un mediocre, un ser adulto que nunca creció, niño eterno.
Ante tal afirmación no queda otro camino que existir. En el pleno significado de la palabra y en el poder que confiere. No es pequeño. Algunos subestiman la lluvia en primavera.

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Puedo confesar con el insomnio a cuestas que hablo en cantidades alborotadas cuando ante un desconocido me encuentro. Un idealismo que dura hasta la respuesta ajena. 

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