El reflejo
de la lluvia en el vidrio dibuja lágrimas en tu rostro. Las mismas que cayeron
en el borde de la copas del vino que tomamos. Te abriste como si estuvieras
hablando sola en tu habitación, contándome esos miedos, admitiendo tus inseguridades
y como el tiempo carcomió algunos conceptos que te pertenecían.
Te gusta
arriesgar y enfrentar tus miedos, me pregunto si todos fuéramos como vos en qué
lugar estaríamos, todo sería diferente. Te escucho, porque es como hablar con
una parte mía que tenes y otra que desearía tener. Algunas filosofías sostienen
algunas teorías, de que uno no debe estar con alguien el cual uno no desearía
ser. Sos amor, naciste para amar,
vivís por y para el amor.
No imagino
una existencia sin haberte conocido. Aunque nunca sepa cuál va a ser la última
vez que te vea te llevaré conmigo para siempre.
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No hay
realidad más tangible que tu nombre en mí
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