viernes, 11 de febrero de 2011

Tiempo

El tiempo se desdibuja, se convierte en obsesión, pasa cada segundo como una piedra que se suma en la espalda. Cargar el peso y caminar una distancia desconocida, sin precedentes, que ante mi se coloca expectante.

Me interesa el tiempo, porque crearon relojes para medirlo, con sonido escrito en tic tac y organización perfecta dentro de un círculo dividido en horas, minutos y segundos. En horas que pasaron, esos minutos trastornados pero en cuestión de segundos todo se derrumba; el polvo se asienta y nos vamos despertando, no quedan opciones si nuestros ojos siguen abiertos.

Me interesa el tiempo, porque a los segundos no le doy importancia si me pierdo en nostalgias, melancólicas noches de recuerdos uno tras otro o ilusiones de futuro disechadas por un instante sutil de humanidad que echó todo a perder.

El tiempo se desdibuja y siento en cada pieza que se parte un mundo que se rearma fuera de este, donde tal vez, en un minuto lejano cuando el reloj se apague, nos volvamos a encontrar.

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