lunes, 20 de diciembre de 2010

Momento justo

Los últimos cinco minutos en que mirás la taza de café por la mitad. El momento exacto en donde levantas la mirada y ves una puerta que se abre: el momento justo para escapar. El contexto presiona y no te deja. El corto trecho hasta el pórtico divino se llena de obstáculos invisibles.

- ¿Existe esa libertad tan ansiada? - Me preguntaba mientras conquistaba con mis dedos las migajas de lo que quedó del desayuno. Reflexivo ante mi propio cuestionario, me vi en la obligación de responder de alguna manera para lograr calmar mis ansias enfermizas. Pero mis pensamientos chocaron con instintos asesinos de épocas pasadas que todavía conviven en mi interior como dos polos antagónicos, que luchan por sobrevivir en una guerra sin fin, sin armas, sin argumentos válidos que debatir entre ambos.

La taza de café esta por la mitad; hace las labores de reloj de arena, con la única diferencia que los segundos corren a capricho del consumidor.

En un destello de lucidez comprendí la vanalidad de mi vivir. En un lapso quise desaparecer, pero no quise asumir el riesgo. En un instante busqué a alguien que nunca volverá para que me ayude. Al encontrarme solo entre el café y mi corazón, todo cobró un sentido imperial que destruyó los últimos vestigios de mi orgullo y me obligó, de un modo extraño, a esconder mi alma por un momento y huir.

Los últimos cinco minutos en que miré la taza de café y escapé sin explicaciones. La jugada exacta para dejar las culpas detrás de la azucarera que esta sobre la mesa. La libertad tan ansiada rompía en mi como el viento frío de un día de invierno, pero el placer de probar lo inexplicable no tenia descripción con las palabras.

Los transeuntes me advierten sobre lo desconocido de lo nuevo, sobre el peligro que ha de venir como un vengador de los tiempos de la inquisición. Pero no comprenden que fue una fracción de tiempo decimal la que terminó con años de fragmentación de sentimientos internos.

Las decisiones importantes; los vaivenes del amor; la crueldad humana; las hazañas de los gigantes; la utopía del comunismo; las lágrimas corrosivas; los sueños en conjunto; los anhelos ajenos; lo que siempre quise ser cuando sea grande; el dios malvado que todo se lo llevó por antojo; la extraña sensación de que nada cambiará; los años detrás; los años por venir; la taza de café por la mitad y la frente al norte: el momento justo para crecer

Nota:
lo escribí hace más de un año, nos reencontramos y dialogamos como buenos amigos

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