jueves, 15 de septiembre de 2011

Idealismo corrompido



Algunos hombres juzgan de sobremanera las acciones de otros algunos hombres, que a su vez juegan a juzgar a los que recién mencioné y al resto que no entran en las calificaciones hechas en esta oración. La humanidad como concepto es algo indeterminado pero no hay ser que forme parte de la especie que no haya buscado un significado al ser y estar de su vida mundial. Por eso mismo distraerme en un punto tan repetido me parece una real falta de respeto a las palabras.

Hay dos cosas que no puedo cambiar: mi obsesión por un objeto deseado y el rechazo a lo que deseo. Esa dualidad que se contradice me define, me desautoriza y la vez realza virtudes y defectos. Una contradicción; un cielo de día sin sol, una luna de noche en un cielo celeste. Cualquier comparación poética es bienvenida. Lo que pasa y en términos simples, es que no puedo tener lo que quiero porque lo quiero, entonces todo lo que quiero o deseo no debe ser obtenido o alcanzado: así se llega a lo idealizado, a eso que comúnmente llaman amor.

La aniquilación de toda ensoñación fantástica con otros seres de mi especie, viene de la mano del misantrópico sentimiento que nació una mañana cualquiera en que entendí que las armas sirven para matar.

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