domingo, 26 de junio de 2011

Colores II


Veo los colores del sol y me pregunto si son los que el cristal hermoso fragmenta. Si son los dibujos de algún sentimiento perdido o si es una caricatura de nuestro pasar. No hay almas en la habitación mas que la mía. Las dudas son complejas. Las nubes suman interrogatorios y quitan los rayos de sol, anunciando lo que puede ser una lluvia invernal sin caricias. Es cuando decido salir, y buscar en los demás eso que no existe.

Quema en mis labios el tabaco abotonado del cigarrillo y mil dudas en el aire. La calle fría se ilumina con el gris del cielo entreabierto en claros celestes. Nos conjugamos como quien busca conceptos en un libro, el que lee sobre ideas de izquierda mientras adquiere productos de poca sabiduría. Guarda en mis manos el rastro de una noche cualquiera y en la campera, un pelo largo de su propiedad refleja algunas gotas de lluvia que comienza a caer. No me importan los años.

Los árboles sin hojas acompañan el trayecto y Dorrego queda detrás, en los juegos de adolescencia, las noches de alcohol barato y rasguear la guitarra hasta que las cuerdas se corten. Esos amigos que ya no están, víctimas de un camino bifurcado. La noche aparece sin piedad, mientras las luces de la urbe se encienden y la ciudad, naranja, se olvida.

Sigo, sin causas para dejar de caminar.

Sigo, porque así me hablan en secreto los ojos que mueren detrás del vidrio.

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