jueves, 4 de noviembre de 2010

Persecución dialéctica

Te persigo; cada anhelo de lluvia.
Cada imperfección del sistema que tus ojos reflejan se convierte en mi lucha. Hasta las plantas son verdes. Los caminos de arena succionan mis pies.
Te persigo; no nos conocemos. Pero logré conspirar contra los sentidos, escapar de mi y verte tal cual sos, sin filtro ni anarquías del cuerpo y la mente.
Me encontraste; siempre estuve ahí

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Sumergido en las andanzas cotidianas, el suplicio social y la falta de correligionarios para compartir la ocasión: "Hola". Comenzó a hablarme y la curiosidad en el rostro, las nubes tapan el sol pero a veces se corren para dejar que queme los pastizales. Los arboles dibujando tus alucinaciones corrompidos por el viento de las 12, bajo las argumentaciones posteriores a punto de ser esgrimidas. Cruzadas miradas cargadas de simple desconfianza.
Nos preguntamos sobre quienes eramos o quienes somos, porque no sabemos que tiempo verbal nos corresponde. La vida creó el instante de eternidad para encontrarnos.
Me contó sobre sus apreciaciones de la vida, el comunismo, la obsesión de respetar las reglas gramáticas y ortográficas del español. Le comenté mis apreciaciones sobre las acrobáticas maniobras para leer en el micro sin tener un asiento.
No sospechó.



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