Llegué tarde y me preguntaron por qué. La magia
me retuvo, contesté y absortos me miraron pero no pasó nada más, o perdí el
contacto con el mundo externo y no supe el resto. A otros les conté que conocí
el concepto de magia. Algo tan abstracto que se responde con una sonrisa y
alguna frase común “qué loco estás”. Estaré loco o no formo parte del tiempo,
que se consume y me mira cada vez que le pido cuentas a la soledad, que acecha
cuando termino un libro o el cigarrillo que muere invitando el nacimiento de otro,
en un círculo que parece ser eterno…
Me dijo algo casi científico: “se necesitan quince abrazos
por día”. Fueron uno, dos, tres, tal vez cuatro. Me estoy instruyendo en
procesos alquimistas para repetir día a día el instante en que nos fundimos el
uno con el otro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario